Psicología Esotérica II El Rayo de la Personalidad. PROBLEMA DE LA SEPARATIVIDAD
Psicología Esotérica II
Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul
(Alice A. Bailey)
Adaptada como <sugerencia> para el tratamiento y
estudio de las Adicciones.
El Rayo de la
Personalidad.
PROBLEMA DE
LA SEPARATIVIDAD
Los
pensadores en la actualidad, están despertando a este tipo particular de
dificultad y descubren que las separaciones existentes en la naturaleza humana
están muy difundidas y tan arraigadas en la constitución de la raza, que les
preocupa grandemente la
situación. Estas separaciones parecen ser básicas y producen
las divisiones que vemos en todas partes entre razas y entre una religión y
otra; su origen puede ser retrotraído a la condición fundamental de la
manifestación, llamada relación entre lo positivo y lo negativo, el macho y la
hembra y. hablando esotéricamente, el sol y la luna.
El misterio
del sexo está vinculado con el restablecimiento del sentido de unión y equilibrio,
de “unidad y plenitud”. En su aspecto humano más elevado, la diferenciación
sexual es sólo el símbolo o la expresión inferior de la separación, o la
separatividad de la cual el místico es consciente y lo impele a buscar la
unificación o unión, con aquello que él denomina divinidad. Entre esta
separación física y este reconocimiento espiritual de la divinidad hay un gran
número de separaciones menores que el hombre llega a percibir.
Detrás de
todo esto existe una separación aún más fundamental -entre el reino humano y
el reino de las almas-, separación en la conciencia más que en los hechos. La
separación entre el reino animal y el reino humano ha sido en gran parte resuelta
por el reconocimiento de la identificación física de la naturaleza animal y la
uniformidad de expresión de la naturaleza instintiva. Las diversas separaciones
que el hombre percibe tan penosamente, dentro de la familia humana, cesarán y
se eliminarán cuando la mente esté entrenada para controlar y dominar dentro
del reino de la personalidad, y sea correctamente empleada como factor analítico
integrante, en vez de un factor que censura, discrimina y separa.
El correcto
uso del intelecto es esencial para eliminar las separaciones de la personalidad. La
separación entre la personalidad y el alma se resuelve empleando
correctamente:
1.
El sentido instintivo de la divinidad, que conduce a la reorientación en la
dirección correcta. Esto conduce a:
2.
El uso inteligente
de la mente para percibir conscientemente al alma y las leyes que gobiernan
el desarrollo del alma.
3.
El reconocimiento intuitivo de la realidad, que trasforma las partes diferenciadas en
una unidad, trayendo iluminación.
4.
Dicha iluminación
revela la unicidad esencial que existe en el aspecto interno de la vida y
niega la apariencia externa de la separatividad.
Se
evidenciará que las separaciones se subsanan
empleando correcta e inteligentemente el aspecto cualidad de la naturaleza
forma:
1.
El instinto
caracteriza a la naturaleza física automática, al vehículo de la vida o
vital, y a la naturaleza de deseo. Actúa por medio del plexo solar y de los
órganos de reproducción.
2.
La inteligencia
caracteriza al aspecto mente o vehículo mental, y actúa como centro de
distribución del cerebro por medio de los centros ajna y laríngeo.
3.
La intuición
caracteriza a la naturaleza del alma y actúa por medio de la mente y de los
centros cardíaco y coronario. Desde estos tres puntos principales el alma rige eventualmente
a la personalidad.
Les
recomiendo que consideren cuidadosamente estas ideas y les aseguro que cuando
las comprendan debidamente ayudarán a solucionar los problemas vinculados a las
distintas separaciones de la naturaleza humana.
No existe actualmente
separación alguna entre el cuerpo vital y el cuerpo físico, sólo a veces una
separación parcial y lo que podría denominarse una “conexión floja”. Las dos corrientes
de energía vital -vida y conciencia- se hallan generalmente introducidas en la
cabeza y en el corazón. Sin embargo, en el caso de cierto tipo de idiotez, la
corriente de la conciencia no está arraigada en el cuerpo, sino que sólo la
corriente de vida ha hecho su contacto en el corazón. Por consiguiente, no
existe autoconciencia, ni el poder de un control centralizado, ni la capacidad
de dirigir la acción, ni de proporcionar en forma alguna el programa o plan de
vida. Únicamente existe respuesta a aspectos de la naturaleza instintiva.
Ciertas
formas de epilepsia se deben a lo que podríamos llamar “conexión floja”, la corriente
de la conciencia o el hilo de energía que a veces se retira o abstrae y esto
produce los conocidos síntomas epilépticos y las penosas condiciones que se
observan en los ataques habituales. En menor grado, y sin producir resultados
permanentes y peligrosos, la misma causa básica produce el así llamado “petit
mal” (sic) y ciertas clases de desmayos causados por un retiro breve y
momentáneo del hilo de la energía de la conciencia. Debe
recordarse que, cuando tiene lugar este retiro y se produce una separación
entre la conciencia y el vehículo de contacto consciente, todo lo que
entendemos por el término conciencia, autoconciencia, deseo o inteligencia, es
retirado, y sólo queda la vida y la conciencia inherente en las células del
cuerpo físico.
Sin
embargo, como regla general, el actual hombre común es una unidad bien constituida
y activa. (Lo anteriormente dicho atañe tanto a las masas no evolucionadas como
a los ciudadanos de mente materialista). Se halla firmemente integrado, física,
etérica y emocionalmente. Su cuerpo físico, su cuerpo vital y su naturaleza de
deseo (la emoción no es más que la expresión de cualquier deseo) están
estrechamente unidos. Al mismo tiempo, puede haber una falla en la integración
etérica, de tal naturaleza, que produzca una baja vitalidad, la ausencia de
impulsos del deseo, incapacidad para registrar incentivos dinámicos adecuados,
falta de madurez y, a veces, obsesión o posesión. A menudo, lo que se denomina
falta de voluntad o se califica de “poca voluntad” o “debilidad mental”, en
realidad nada tiene que ver con la voluntad; posiblemente sea el resultado de
esa débil integración y de esa floja conexión entre la conciencia y el cerebro,
lo cual hace que el hombre no responda a los impulsos del deseo, que deberían
afluir normalmente a su cerebro, energetizando a su vehículo físico para desplegar
alguna forma de actividad.
La
voluntad, que generalmente se demuestra mediante un programa o plan ordenado,
se origina en la mente y no en los niveles de percepción del deseo, y este plan
se fundamenta en el sentido de dirección y en la orientación definida de la
voluntad hacia un objetivo determinado, que no es en estos casos la causa de la
dificultad, la cual es más sencilla e inmediata. El tratamiento de dichas
dificultades y su correcta solución son definidamente de naturaleza
materialista y pueden subsanarse frecuentemente aumentando la vitalidad del
cuerpo, reconstruyendo el cuerpo etérico por medio de los rayos solares,
alimentos vitamínicos y ejercicios, además de un correcto tratamiento y
equilibrio del sistema endocrino. Muchos experimentos se están realizando dentro
de estas líneas en la actualidad, y las formas menos graves de separaciones
etéricas van cediendo rápidamente al tratamiento. Serán menos frecuentes la
falta de vitalidad, la falta de madurez, la depresión basada en una conexión
vital débil y la falta de interés por la vida -que tanto prevalece hoy.
No puedo
tratar aquí ampliamente los problemas de la obsesión que se deben al retiro
del aspecto autoconciencia del morador del cuerpo. Este proceso de abstracción
deja un cascarón viviente, una casa vacía. Sería demasiado extenso ocuparse de
ello en un tratado como éste. No es fácil para el psicólogo científico investigador
aceptar la premisa de que puede ser sustituida la conciencia por otro ente en
el lugar de la conciencia de quien ha sido incapaz de mantener el vínculo
dentro del cerebro con la adecuada firmeza.
Sin
embargo, hablando con conocimiento de causa, tales casos ocurren frecuentemente
y conducen a los innumerables problemas denominados “doble personalidad”
tratándose en realidad de la posesión de un cuerpo físico particular por dos
personas -una provee la corriente de la vida (introducida en el corazón) y la
otra la corriente de la conciencia (introducida en el cerebro), controlando así
el cuerpo, dirigiendo sus actividades y expresándose por medio de los órganos
vocales.
Algunas
veces esta posesión se alterna entre las dos personalidades. A veces hay más de
dos, cuando varias personas que pertenecen al mundo interno de la vida emplean
el mismo cuerpo físico. De esta manera, existen personalidades múltiples. Sin
embargo, ello se debe a la debilidad definida de la conexión etérica del
morador original, o también al enorme desagrado que siente el morador por la
encarnación física; además puede ser causado por algún shock o desgracia que
súbitamente rompe el vínculo de la conciencia y, en este caso, no hay esperanzas
de restablecerlo.
Cada caso
debe ser diagnosticado y tratado de acuerdo a sus méritos individuales y,
preferentemente, tratar en forma directa con el verdadero morador cuando está
de vuelta “en su propia morada”. Además, la conciencia de este morador se
halla, a veces, tan fuertemente orientada hacia otras direcciones que no son
las de la existencia física, que ha tenido lugar un proceso de abstracción,
enfocando el interés de la conciencia en otra parte. Lo antedicho es la parte
o expresión indeseable de ese mismo poder de abstracción que permite al
místico ver visiones y participar en acontecimientos celestiales, y al adepto
avanzado entrar en estado de samadhi. En el primer caso, el vehículo ha quedado
abandonado, constituyendo una presa para cualquier huésped; en el segundo caso,
el vehículo queda debidamente custodiado y muy atento al llamado y a la nota
de su amo.
Sólo puedo
hacer sugerencias respecto a estas distintas explicaciones y así encaminar a
los investigadores de mente abierta y dispuestos a aceptar hipótesis poco
comunes, por una senda que podrá conducirlos al valle de la comprensión. La
clave para eliminar con éxito los distintos tipos de dificultades reside en la
atención prenatal y en el estudio de las taras hereditarias; la sífilis y
otras enfermedades venéreas, son poderosas causas predisponentes. El correcto
cuidado de la naturaleza corpórea después del nacimiento y el desarrollo en el
niño de un positivo sentido de sí mismo, que lo hará positivo en su modo de
pensar y entrenará su sentido de auto identificación, ayudarán sólidamente a
eliminar este tipo de dificultad. La tendencia actual de darle importancia a
las vitaminas que contienen los alimentos y recetar regímenes equilibrados, es
beneficioso.
Sin
embargo, el verdadero sentido de la separatividad y las dificultades realmente
serias, surgen cuando han ocurrido dos cosas:
1.
La autoconciencia del hombre ha llegado a
esa etapa donde sus deseos son tan dominantes y apremiantes que llega a
percibir la fuerza de los mismos; simultáneamente se da cuenta de que es
incapaz de satisfacerlos y a la vez reconoce que cierto aspecto de sí mismo no
quiere en realidad satisfacerlos. Entonces lo embarga el sentido de
frustración, y dolorosamente percibe lo que desea y lo que llegaría a ser si
satisficiera y saciara sus deseos, siendo entonces impelido hacia dos
direcciones: la mente centralizada en el deseo lo mantiene en el reino del
anhelo, de la esperanza y del deseo, mientras que su cerebro y su naturaleza
física lo convencen de que no es posible lograr lo que desea y, si lo lograra ¿lo
desearía realmente? Esto es verdad respecto al hombre cuyo objetivo es
satisfacer sus deseos materiales o aquel que responde a la satisfacción del
deseo intelectual o espiritual. En el primer caso, la separación empieza a
aparecer en los aspectos inferiores de su naturaleza de deseo. En el segundo,
aparece en los aspectos superiores, pero, en ambos casos, las líneas de
separación están bien definidas, lila comenzado el conflicto y tiene por
delante dos posibilidades:
a.
Una eventual pasividad, de tal naturaleza,
que la vida termina en futilidad, profunda depresión y en un sentido de
frustración, que va desde la vida sumisa que acepta todo, hasta los diferentes
caminos de escape que empujan al hombre a un mundo de ensueño, al país de la
ilusión, a un estado negativo e, incluso, al borde de la muerte, mediante la
propia destrucción.
b.
Un encarnizado conflicto basado en no querer
ser moldeado por las circunstancias y el medio ambiente. Esto lleva al hombre
al éxito, a la satisfacción de sus deseos o se destruye, en la rueda de la
vida, física o mentalmente.
2.
La separación también se produce cuando el
hombre no emplea el intelecto que Dios le ha otorgado y es incapaz de elegir
entre lo esencial y lo no esencial, la dirección correcta y las metas erróneas,
las distintas satisfacciones que apelan a los variados aspectos de su
naturaleza inferior y, en su oportunidad, entre la dualidad superior y la inferior. Debe
aprender a captar la diferencia entre:
a.
El sometimiento a lo inevitable y al apremio
de su propio deseo.
b.
El reconocimiento de la capacidad y de la potencialidad. Muchos
conflictos se resolverían resumiendo, comprendiendo y utilizando correctamente
el acervo reconocido, eliminando las metas imposibles y la consiguiente e inevitable
frustración. Cuando esta parte del conflicto ha sido superada, entonces la
potencialidad puede surgir como un reconocimiento y convertirse en una
expresión de poder.
c.
El reconocimiento de las metas individuales
y grupales y la habilidad de ser social o antisocial. Mucho se está realizando
en este sentido, pero se sigue haciendo hincapié sobre el individuo y no sobre
el grupo. Cuando esto sucede, somos responsables de los grupos antisociales.
He
mencionado sólo tres de los innumerables reconocimientos posibles, pero la eliminación
de las separaciones de la cual son responsables dará por resultado la
liberación de gran parte de quienes sufren. Quizás podría decirse que la
liberación de esa mayoría, cuya separación radica principalmente en el reino de
la naturaleza de deseo, que conduce a un sentido de frustración y a perder el
interés por la vida, podría ser curada:
1.
Atendiendo el equipo físico y las glándulas,
particularmente la glándula tiroides, además de la regulación del régimen
alimenticio;
2.
atendiendo la coordinación física del
paciente, la cual es la expresión externa de un proceso interno de integración
y mucho podrá lograrse mediante el entrenamiento;
3.
interpretando la vida y el medio ambiente,
en términos de valores. Reflexionen sobre esto;
4.
Por la descentralización que se obtiene:
a.
proporcionando el aliciente, la educación y
el entrenamiento vocacional apropiados;
b.
cultivando el poder de reconocer y
satisfacer la necesidad circundante, despertando así el deseo de servir y
proporcionando ese sentido de satisfacción, resultado del cumplimiento y de
la valorización;
c.
trasmutando lenta y cuidadosamente el deseo
en aspiración.
5.
Por la reorientación hacia metas más
elevadas y por el desarrollo del sentido de la correcta dirección, lo cual
implica:
a.
El cultivo de una visión más amplia;
b.
la formulación de un programa interno
inteligentemente recopilado y adecuado al correspondiente grado de evolución,
pero no tan evolucionado que sea imposible cumplirlo, y
c.
la supresión de esos pasos y actividades que
están destinados a fracasar.
6.
Más adelante, cuando se haya captado algo de
lo antedicho, debe tener lugar la búsqueda y el desarrollo de cualquier
facultad creadora, satisfaciendo así el deseo de contribuir y de llamar la atención. Gran
parte del esfuerzo artístico, literario o musical, se funda en el deseo de ser
el centro de atención y no en la verdadera capacidad creadora, que es el
sentido del “yo, el actor dramático”. Esto, correctamente empleado y
desarrollado, es de real valor e importancia.
7.
La eliminación del sentido del pecado, de la
desaprobación, con sus secuelas: rebeldía, sospecha y complejo de inferioridad.
Cuando el
psicólogo enfrenta estas situaciones debería regirse por ciertas reglas y
ciertas premisas generales que eventualmente deberían ser aceptadas por el
sujeto que constituye el caso-problema. Estas mismas reglas y premisas pueden
ser consideradas y aceptadas por el hombre que sin la ayuda de un psicólogo
entrenado ha sido capaz de entrenarse a sí mismo y de eliminar las
separaciones. Tales premisas fundamentales son:
1.
Que toda dificultad sicológica es universal
y no única. Considerarla única -con su tendencia separatista y su consabida
soledad- es, a menudo, el factor omniabsorbente. Hace que la personalidad se
sienta demasiado importante, y esto debería rechazarse definitivamente.
2.
Que la crisis enfrentada indica progreso y
oportunidad y no desastre y fracaso. El paciente (¿puedo emplear este término?)
debe comprender que la raza ha progresado hasta alcanzar su actual punto de
evolución por haber pasado crisis similares. Así también progresa el ente
humano individual. En último análisis, las crisis psicológicas indican los pasos
progresivos dados en el Camino, trayendo
la necesidad de realizar un esfuerzo y, al mismo tiempo, un sentido de adquisición
y liberación cuando fueron superadas, vencidas y resueltas.
3.
Que el poder para lograr la necesaria
integración y dar fin a un ciclo en que se siente la dualidad, reside dentro
del hombre mismo, porque:
a.
El desasosiego, la falta de coordinación, el
dolor y la angustia, son síntomas de aspiración, quizás incomprendida, pero
existentes. Son reacciones de los aspectos integrados contra ese aspecto que
está tratando de integrarse.
b.
El aspecto a integrarse es esencialmente más
poderoso que los aspectos inferiores que están a la expectativa, pues ellos son negativos o receptivos, y el que debe
ser comprendido y aceptado es positivo y dinámico. De allí el sentimiento de
desasosiego.
4.
Que la capacidad innata de esa criatura
imaginativa, el hombre, para actuar “como si”, contiene la solución del problema.
Si emplea la imaginación creadora puede tenderse y construirse el puente entre
el aspecto inferior y el superior. “Como el hombre piensa, anhela y quiere” así
es él. Tal la enunciación de un hecho inmutable.
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