La Mente (Manas)


 

Material compilado únicamente para las Adicciones sin fines de Lucro.

Maestro Djwhal Khul.
Alice A. Bailey.
El alma: La cualidad de la vida.
 
 

La Mente (Manas)

 1. Manas o principio manásico: La mente, la facultad mental, que distin­gue al hombre de los animales. Es el principio individualizador, que capacita al hombre para darse cuenta de que él existe, siente y conoce. Algunas escuelas lo dividen en dos partes: la mente superior o abstracta, y la mente inferior o concreta. 

 2. Quinto principio: El principio de la mente; esa facultad que en el hombre es el principio pensante inteligente y que lo diferencia del animal. 

3. El Fuego o Chispa de la Mente...

Como voluntad inteligente que vincula a la Mónada o Espíritu con su punto inferior de contacto, la personalidad, actuando por medio de un vehículo físico.

Como factor vitalizador, aunque todavía de manera imperfecta, de las formas mentales construidas por el pensador. Puede decirse que muy pocas formas mentales han sido construidas por el centro de la conciencia, el Pensador o Ego. Pocos son los individuos que han alcanzado un contacto tan íntimo con su Yo superior o Ego, que sean capaces de construir una forma con sustancia del plano mental y puedan decir que expresan los pensamientos, propósitos o deseos de su Ego, actuando por medio del cerebro físico. 

4. La cualidad manásica será comprendida, hasta cierto punto, si el estudiante la considera como voluntad inteligente, propósito activo o idea fija de alguna Entidad que produce la existencia, utiliza la forma y desarrolla los efectos de las causas, mediante la discriminación de la materia, separándola y construyéndola en una forma, e impulsando a todos los entes dentro de Su esfera de influencia, a cumplir ese propósito establecido. Con respecto a la materia de sus vehículos, el hombre es la fuente que origina la mente y el impulso manásico latente en los mismos. Así también. sucede con el Hombre Celestial en Su esfera mayor de influencia, y además con el Logos solar. Cada uno discriminó y formó su “círculo no se pasa”; cada uno tenía  un propósito  determinado para cada encarnación; cada uno continúa activamente y trabaja inteligentemente para fines determinados, y cada uno es el originador de manas en su esquema; cada uno es el fuego que anima la inteligencia de su sistema; cada uno, por medio del principio manásico, se individualiza y expande gradualmente esta autorrealización, hasta que incluye el “círculo no se pasa” de la Entidad mediante la cual le llega el quinto principio; cada uno alcanza la iniciación y, con el tiempo, evade la forma...

 Para toda idea y propósito manas constituye la voluntad activa de una Entidad que se desarrolla por medio de todas las vidas menores contenidas dentro del “círculo no se pasa” o esfera de influencia de la Existencia inmanente. Por lo tanto - en lo que concierne al hombre de esta cadena -sólo expresa el propósito y la voluntad activa del Logos planetario, de cuyo cuerpo es una célula o vida menor. 

5. Discriminación... Todo estudiante conoce la cualidad discriminativa de la mente y su capacidad selectiva; reconoce la facultad que permite al hombre distinguir inteligentemente entre el Yo y el no-yo. Por lo general tenemos la tendencia a olvidar que esta facultad subsiste en todos los planos y se manifiesta de tres maneras como:

Primero. La facultad de discriminar entre lo que es la conciencia del yo y aquello que se conoce como mundo externo. Constituye la capacidad de saber distinguir entre uno mismo y las otras formas existentes. Está universalmente desarrollada y ha alcanzado un grado bastante elevado de evolución.

Segundo. La facultad de discriminar entre el Ego y la Personalidad. Esto restringe el concepto a la esfera de la propia conciencia del hombre, y le permite diferenciar entre su yo subjetivo o alma y los cuerpos que la contie­nen. Dicha facultad en manera alguna se halla desarrollada universalmente. La mayoría de los hombres no saben distinguir todavía con exactitud la diferencia que existe entre el hombre, el PENSADOR que persiste en tiempo y espacio y el vehículo de vida efímera y transitoria mediante el cual piensa. El reconocimiento real dé esta dualidad esencial y su corroboración científica sólo se manifiesta en el místico, en los pensadores avanzados de la raza, en los aspirantes conscientes y en aquellos que se acercan al Portal de la Iniciación.

Tercero. La facultad de discriminar entre el alma y el Espíritu, o la comprensión de que el hombre no sólo puede decir “Yo Soy”, ni únicamente puede entender “Yo soy Ese”, sino que puede comprender aun más y decir “Yo soy Ese Yo soy

 En estas expansiones y corroboraciones se utiliza la facultad discrimina­tiva de manas...

 En términos generales y en relación con el hombre, se puede decir que:

“Yo Soy” se refiere a la conciencia de la personalidad en los tres planos inferiores, o a todo cuanto se considera inferior al cuerpo causal. Se relaciona con la comprensión del hombre respecto al lugar que ocupa en el globo dentro de una cadena.

“Yo soy Ese” se refiere a su conciencia egoica y a los planos de la Tríada. Concierne a la comprensión del hombre respecto al lugar que ocupa dentro de la cadena, y su relación con el grupo del cual forma parte.

“Yo soy Ese Yo soy” se refiere a la conciencia monádica del hombre y a su relación con los planos de abstracción. Concierne al conocimiento que posee de su posición en el esquema. 

6. En nuestro desarrollo planetario el énfasis de todo el proceso evolutivo está puesto sobre la MENTE y en los distintos aspectos de la misma - inteli­gencia, percepción mental, el Hijo de la Mente, la mente inferior, la mente abstracta, la mente como voluntad, la Mente Universal. El Hijo de la Mente, la mente abstracta y la Mente Universal son los de mayor importancia y forman un triángulo esotérico, que requiere ser llevado a una interrelación vital. Cuando estos aspectos están perfectamente relacionados y activos, se convierten en los factores que dirigen el propósito divino y lo reducen a esa forma que denominamos Plan jerárquico. Sólo cuando el iniciado ha alcan­zado, por medio del contado monádico, una ínfima parte de la Mente Universal, involucrando también el desarrollo de la mente abstracta, más el resto de percepción mental que el Hijo de la Mente, el Alma, le ha legado, puede llegar a sentir el Propósito, pudiendo unirse, en el transcurso del mismo, al grupo de los Formuladores del Plan. Estamos considerando aquí asuntos muy difíciles y complejos, inherentes a la conciencia iniciática, para los cuales aun no tenemos una terminología correcta. El aspirante común no tiene la menor idea de la naturaleza de la percepción ni de las reacciones al contacto de Aquellos que han pasado más allá de la tercera iniciación; estas limitacio­nes del estudiante medio deben tenerse constantemente presentes...

...Las superficiales y vanas disertaciones de algunos escritores y pensa­dores, referentes a la conciencia cósmica y el empleo inmoderado de frases tales como “sintonizarse con el Infinito” o “extraer de la Mente Universal”, demuestran lo poco que en realidad se conoce acerca de las respuestas y reacciones de aquellos que tienen una elevada categoría iniciática o de quienes se hallan en los niveles superiores de la Vida jerárquica. 

7. La filosofía esotérica enseña... que en el plano mental hay tres aspectos de la mente, o esa criatura mental que llamamos hombre, tres aspectos que constituyen la parte más importante de su naturaleza:

1. Su mente concreta inferior, el principio razonador. Este es el aspecto del hombre que nuestros procesos educativos pretenden tratar.

2. El Hijo de la Mente que llamamos Yo o alma. Es el principio inteligencia y se lo denomina con diversos nombres en la literatura esotérica, tales como Ángel Solar, Agnishvattas, principio crístico, etc. La religión pretende haberse ocupado de esto en el pasado.

3. La mente abstracta superior, custodia las ideas y aquello que lleva iluminación a la mente inferior, cuando ella está en contacto con el alma. Con este mundo de ideas ha pretendido tratar la filosofía.

Podemos denominar estos tres aspectos:

La mente receptiva, de la cual se ocupan los sicólogos.

La mente individualizada, el Hijo de la Mente.

La mente iluminadora, la mente superior.

...La brecha que existe entre la mente inferior y el alma, tiene que ser eliminada mediante un puente. En forma curiosa la humanidad siempre lo ha comprendido así y por lo tanto ha hablado de “obtener unidad”, “realizar la unificación” o “alcanzar el alineamiento”. Éstos son todos intentos de expresar esa verdad que ha sido intuitivamente comprendida. 

8. Cuando se instituya el método correcto de entrenamiento, la mente llegará a ser un reflejo o agente del alma, y tan sensible al mundo de los verdaderos valores, que la naturaleza inferior - emocional, mental y física o vital- se convertirá simplemente en servidor automático del alma. El alma actuará entonces en la Tierra por medio de la mente, controlando así su instrumento, la mente inferior. Sin embargo, la mente registrará y reflejará al mismo tiempo toda información que le llegue del mundo de los sentidos y del cuerpo emocional, y también registrará los pensamientos e ideas que están en el medio ambiente. En verdad, a la mente entrenada se la considera como la expresión más elevada que la humanidad puede alcanzar y se la ve como si fuera una personalidad, pasando por alto la posibilidad de que haya algo que pueda utilizar a la mente, así como la mente utiliza a su vez al cerebro físico. 

 9. La Mente Superior.

Hablando prácticamente, exceptuando las almas excepcionales y alta­mente evolucionadas, la mente superior no se manifiesta en los niños, así como no se manifestó en la humanidad primitiva. La mente superior puede hacer sentir su presencia únicamente cuando el alma, la mente y el cerebro, están alineados y coordinados. Cuando se observan en la juventud destellos de clarividencia y visión, se deben con frecuencia a la reacción de  su meca­nismo de respuesta, que es muy sensible a las ideas grupales y a los pensa­mientos que predominan en su tiempo y época, o a la influencia que alguien ejerce en su medio ambiente. (12-30)

10. El discípulo debe aprender a controlar, a emplear conscientemente la mente y entrenarla para recibir comunicaciones desde tres fuentes:

1. Los tres mundos de la vida común, permitiendo a la mente actuar como “sentido común”.

2. El alma, y así convertirse conscientemente en discípulo, en trabajador en un ashrama, iluminado por la sabiduría del alma y reemplazando gradualmente el conocimiento obtenido en los tres mundos. Ese conocimiento, correctamente aplicado, se trasforma en sabiduría.

3. La Tríada espiritual, que actúa como intermediaria entre el cerebro de la personalidad y la mónada. Esto puede tener lugar eventualmente, porque el alma y la personalidad están mezcladas y fusiona­das en una unidad funcionante, reemplazando nuevamente a lo que queremos significar cuando empleamos la frase errónea “el alma”. La dualidad toma entonces el lugar de la triplicidad original. 

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