EL SENTIDO ESOTÉRICO
Material compilado únicamente para las Adicciones sin fines de Lucro.
Maestro Tibetano Djwhal Khul
(Alice A. Bailey).
Tratado Sobre Magia Blanca.
EL SENTIDO ESOTÉRICO
Llegamos ahora a considerar la última regla de la magia. A medida que
pensamos retrospectivamente sobre esta larga serie de instrucciones, se
destacan con claridad excepcional ciertas líneas fundamentales de enseñanza,
colocando en segundo término las de menor importancia. Los estudiantes deben
recordar que al leer cualquier libro de texto (y éste es considerado como tal),
debería adoptarse un procedimiento definido. El estudiante debe leer primero
todo el libro, a fin de captar sus puntos más importantes, sus principales
líneas de enseñanza y las tres o cuatro proposiciones sobre las cuales está
fundada toda su estructura. Habiéndolas captado, puede entonces comenzar a
considerar y aislar esos puntos secundarios que sirven para dilucidar y esclarecer
los puntos esenciales. Después de eso, puede ocuparse de los detalles. Por lo
tanto, los estudiantes hallarán de interés, repasar estas instrucciones y
entresacar de ellas los puntos principales; luego pueden recopilar las
enseñanzas secundarias y ubicar finalmente los detalles bajo los distintos
encabezamientos. Esto, una vez terminado, constituye una sinopsis del libro, y fija
en la memoria del estudiante el conocimiento que contiene.
Una de las principales enseñanzas que puede verse en todas las
instrucciones de carácter realmente esotérico, concierne a la actitud del
estudiante de ocultismo. Se supone que trata con cosas subjetivas y esotéricas,
pues su propósito es trabajar en magia blanca. Por eso debe asumir y mantener
firmemente la posición del Observador, separado del mecanismo de
observación y contacto; reconocerse a sí
mismo como una entidad esencialmente espiritual, cuya naturaleza, objetivos y
métodos de trabajo, son distintos de los de los cuerpos que considera
inteligente ocuparlos temporariamente y emplearlos. Debe comprender su unidad y
líneas de contacto con todos los trabajadores similares y así llegar a un conocimiento consciente de
su posición en la jerarquía espiritual de Seres.
Se ha difundido tanta información errónea y se ha puesto tan poco énfasis
inteligente sobre el estado y la posición de lo que se denomina la jerarquía de
almas, que los discípulos sensatos y equilibrados tratan ahora de dirigir sus
pensamientos en otras direcciones y eliminar en lo posible todo pensamiento
referente a grados y esferas de actividad. Posiblemente, en esta oscilación del
péndulo, se tienda a ir demasiado lejos en la dirección opuesta y a no tener en
cuenta estas etapas de actividades. Sin embargo, no me interpreten mal; no
sugiero que se intente ubicar a las personas, decidiendo dónde se hallan en la
escala de evolución. Esto se ha hecho insensatamente en el pasado, para
desprestigio del tema, a tal extremo, que en la mente del público este tópico
está desacreditado. Si estas etapas son consideradas sensatamente por lo que
son –estados de expansión de conciencia y grados de responsabilidad— entonces
el peligro de reacciones personales hacia los términos "discípulo
aceptado, iniciado, adepto, maestro”, sería insignificante y se evitarían
muchas dificultades. Hay que recordar siempre que el estado individual debe
mantenerse estrictamente para sí mismo, y el punto de evolución (que verdaderamente
puede reconocerse como más avanzado que el de la persona común) será demostrado
mediante una vida de servicio activo y altruista y por la manifestación de una
visión iluminada que está por encima de la idea racial.
Al reunir hoy al Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo, debe tenerse gran
precaución. Cada trabajador es sólo responsable de sí mismo, de su servicio y
de nadie más. Es prudente medir y tener una idea aproximada del estado
evolutivo, no basándose en pretensiones sino en el trabajo efectuado y en el
amor y la sabiduría demostrados. El fallo debe fundarse sobre un conocimiento
evidente del plan, a medida que se desarrolla en una inteligente formulación
del próximo paso para la raza humana, en un sentido esotérico manifestado y en
una influencia o poder áurico, amplio, constructivo e incluyente.
Se me pide que defina más claramente lo que quiero significar por
"sentido esotérico". Significa, esencialmente, la capacidad de vivir
y funcionar subjetivamente, poseer el constante contacto interno con el alma y
el mundo en que se encuentra, y esto debe efectuarse en forma subjetiva a
través del amor, demostrado activamente; de la sabiduría, constantemente difundida,
y de esa capacidad de incluir e identificarse uno mismo con todo lo que respira
y siente, una de las características sobresalientes de todo verdadero hijo de
Dios. Por lo tanto, quiero significar que se debe mantener una actitud mental
interna, que puede ser orientada a
voluntad en cualquier dirección.
Gobernar y controlar la sensibilidad emocional, no sólo del discípulo,
sino también la de aquellos con quienes entra en contacto. Por la fuerza de su
pensamiento silencioso puede llevar luz y paz a todo. Por medio de ese poder
mental puede sintonizarse con los pensamientos del mundo y el reino de las
ideas; puede discriminar y elegir esos elementos y conceptos mentales que le permitirán,
como trabajador del plan, ejercer en su medio influencia y revestir los nuevos
ideales con esa materia mental que facilitará el reconocimiento de esos ideales
en el mundo común del pensamiento y del diario vivir. Esta actitud mental
capacitará al discípulo para orientarse hacia el mundo de las almas y, desde
ese lugar de elevada inspiración y de luz, descubrir a sus colaboradores,
ponerse en comunicación con ellos y colaborar unidos en el desarrollo de las
divinas intenciones.
Poseer este sentido esotérico es la principal necesidad de los aspirantes
en esta época de la historia mundial. Hasta que lo capten en alguna medida y
utilicen, nunca podrán formar parte del Nuevo Grupo, ni trabajar como magos
blancos, y estas instrucciones continuarán siendo teóricas y principalmente intelectuales,
en lugar de ser prácticas y efectivas.
Para cultivar este sentido esotérico interno es necesario, en las primeras etapas de desarrollo, una continua meditación, pero a medida que pasa el tiempo y el hombre crece espiritualmente, dará lugar forzosamente a una orientación espiritual constante y entonces la meditación diaria, como la comprendemos ahora, no será ya necesaria. El desapego del hombre por las formas que utiliza será tan completo, que vivirá siempre en el "sitial del Observador", y desde ese punto y actitud dirigirá las actividades de la mente, de las emociones y de las energías, que harán posible y útil la expresión física.
La primera etapa de este desarrollo y cultivo del sentido esotérico
consiste en mantener una actitud de constante y desapegada observación.
El Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo bien puede ser considerado, en
las filas externas, como un cuerpo de observadores entrenados y organizados.
Dividiré al grupo en tres, haciéndolo con el fin de que los aspirantes y chelas
de todo el mundo sean guiados en su conocimiento respecto al punto donde se
hallan individualmente, y puedan, con toda sinceridad y verdad, empezar a
trabajar inteligentemente. Así serán ayudados a conocer el lugar que les
corresponde.
Primero, existen los Observadores Organizados. Estos aspirantes aprenden
a hacer dos cosas: practicar ese desapego que los capacitará para vivir como
almas en el mundo de los asuntos cotidianos y comprender el verdadero
significado de las palabras: trabajar sin apegos. Segundo, están además
aquellos estudiantes de los asuntos mundiales en uno de los siete sectores, a
los cuales me referí anteriormente al llamar la atención del mundo sobre el
nuevo grupo. Estudian los signos de los tiempos. Investigar el gran drama de la
historia a fin de descubrir su tendencia principal y expresar a todo el mundo
académico y a los pensadores de la raza, lo que ven y comprenden.
A lo largo de toda la historia humana corre un triple hilo, y en la
interacción de estos tres hilos se encuentra la historia de la evolución. Un
hilo guía los pensamientos del hombre mientras éste se ocupa de desarrollar el
aspecto forma de las tendencias raciales, y muestra que las formas de las
razas, de los países, de la fauna y la flora de nuestra vida planetaria, han
ido, sin desviarse, paralelamente a las necesidades de los hijos de Dios que
emergen lentamente. El segundo hilo nos lleva a una comprensión del desarrollo
de la conciencia, e indica la emergente etapa que va desde la percepción
instintiva a la intelectual, y de allí a la iluminación intuitiva, meta actual
de la conciencia.
El tercer hilo concierne al Plan mismo, y aquí entramos en el reino de lo
verdaderamente desconocido. Qué es el plan y cuál su meta, es aún totalmente
incomprendido, excepto por los adeptos más elevados y los hijos de Dios más
excelsos. Hasta que la mente iluminada o el poder de la respuesta intuitiva
estén desarrollados en la familia humana, no podremos captar los conceptos
básicos que se encuentran en la mente misma de Dios. Hasta no haber escalado el
punto más elevado del Monte de la Iniciación, es imposible visualizar la Tierra
Prometida. Hasta no superar las limitaciones –las necesarias limitaciones— de
los tres mundos y que el hombre pueda actuar libremente como alma en el reino
espiritual, lo que subyace detrás de ese reino debe permanecer oculto para el
hombre, en la misma forma en que el estado de percepción del ser humano
permanece como un libro cerrado para el animal. Ésta es una lección saludable y
necesaria que todo discípulo debería captar.
Pero los observadores de las temporadas y estaciones pueden hacer rápidos
progresos en el desarrollo intuitivo si perseveran en su meditación, entrenan
su intelecto y se esfuerzan siempre por pensar en términos universales. Que
observen la historia retrospectivamente como parte de la emergente preparación
que va a inaugurar el futuro. Que eleven su ánimo en el reconocimiento de que
el reino de las almas está convirtiéndose paulatinamente en un fenómeno del
plano físico (¿hablo, acaso, paradójicamente?) y será reconocido eventualmente como
un reino de la naturaleza y considerado así por los hombres de ciencia antes de
pasar dos siglos. Estos "Observadores Organizados" forman el círculo
externo del nuevo grupo y su nota clave es la síntesis, la eliminación de cosas
no esenciales y la organización del conocimiento humano. Al trabajar en muchos
campos de la percepción humana, se los distingue por un espíritu sin
sectarismos, por la capacidad de ocuparse de las especialidades fundamentales y
de vincular los diversos campos de la investigación humana, en un todo
organizado y unificado.
Segundo, el siguiente sector del Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo
corresponde a los comunicadores telepáticos. Estos son muy pocos y se
distinguen por su relativamente estrecha e interna relación. Son principalmente
un grupo de enlace o puente. Son extraídos del círculo esotérico de los
observadores organizados, pero con un alcance más amplio de servicio, porque
trabajan en forma más esotérica. Están en contacto entre sí y con los
observadores organizados, y también con el grupo de hombres y mujeres que se
hallan en el mismo centro o corazón del grupo mundial. Su trabajo es triple y
muy difícil. Deben cultivar constantemente el desapego, característica del alma
que se conoce a sí misma. Continuamente obtienen el conocimiento y la
información acumulada, de los observadores organizados, adaptándolos a las
necesidades mundiales y difundiéndolos como enseñanza.
Trabajan en forma efectiva, pero siempre tras la escena, y aunque pueden
ser conocidos en el mundo en esta etapa primitiva del trabajo del nuevo grupo,
y reconocidos como instructores, escritores y trabajadores, posteriormente irán
retrocediendo cada vez más hasta el trasfondo y trabajarán a través del círculo
externo. Ellos los inspirarán y pondrán acrecentada responsabilidad sobre sus
hombros; fomentarán el desarrollo del intercambio telepático en el mundo y así
tejerán ese cordón que con el tiempo eliminará la actual separación entre lo
visible y lo invisible, y hará posible el nuevo mundo, donde será abolida la
muerte tal como la conocemos y se establecerá un entrenamiento universal en la
continuidad de la conciencia grupal. Por eso se acentúa el entrenamiento de la
sensibilidad telepática de los miembros de este sector del nuevo grupo. A los
miembros de este segundo círculo de trabajadores se les enseña a desarrollar la
sensibilidad en tres direcciones: hacia los pensamientos de los hombres en
encarnación física, hacia la mente de quienes han pasado al más allá y aún se
hallan en cuerpos mentales y, tercero, hacia el grupo de Seres espirituales que
son los custodios del proceso evolutivo, a través de cuyas manos pasan constantemente
los tres hilos de la vida en desarrollo.
Su tarea es excesivamente difícil, más difícil que la del primer grupo, y
más aún que la del último, porque carece todavía de ciertos poderes y
experiencia necesaria. Su centro de conciencia es la intuición y no el
intelecto sintetizador, y su estado de percepción es amplio e incluyente.
Pueden sufrir más que la mayoría, pues la mayor parte de los que se encuentran
en esta etapa son muy sensibles a su propio bienestar y responden demasiado a
las vibraciones emanadas del aspecto forma en los tres mundos. Su estado de
desapego no es todavía completo. Sirven de puente, por lo tanto soportan
infinidad de problemas, y responden al dolor mundial. Ven demasiado, si puedo expresarlo
así, pero aún no tienen el privilegio de visualizar con claridad la meta que se
halla doscientos años adelante. Perciben la necesidad actual. Responden a la
nueva corriente de fuerza espiritual que está afluyendo. Llevan el peso de la
humanidad sobre sus hombros, y como están coordinados en cierta medida, viven
simultáneamente en los tres mundos, aunque pocos pueden hacerlo. Perciben la
urgencia de la oportunidad presente y también la apatía de la mayoría, y por
esas razones trabajan bajo una enorme presión.
Tercero, el grupo más interno de todos está constituido por los miembros
de la Jerarquía misma. No importa que estas almas liberadas sean reconocidas
como Hermanos Mayores de la raza, Maestros de Sabiduría, la Nube de Testigos,
el Cristo y su Iglesia, como Superhombres, o bajo cualquier calificativo impuesto
por las tendencias heredadas, o la tradición de la humanidad. A Ellos no les
interesa. Las disputas mezquinas respecto a Su personalidad, nombres y estado,
no tienen ninguna importancia. Pero constituyen las fuerzas inteligentes del
planeta; expresan, debido a Su expansión de conciencia, la Mente de Dios;
encarnan el principio inteligente, inmutable e inalterable, y a través de Ellos
fluye la energía denominada Voluntad de Dios, a falta de mejor comprensión.
Saben mucho más del plan que los dos círculos externos del Nuevo Grupo de Trabajadores
del Mundo, porque ven con claridad el próximo paso que guiará a la raza hacia
la evolución planetaria, durante los próximos doscientos años.
No se detienen en especulaciones ociosas respecto a la meta final, al
término de una era mundial. Quizás esto les sorprenda, en vista de las
numerosas especulaciones de los no iniciados. Pero es así. Saben que hay un
momento oportuno para todas las cosas, y mirando adelante y comprendiendo
intuitivamente la meta de todos los reinos, en el futuro inmediato, todo su
esfuerzo unido se halla abocado a un fin, el cultivo de la respuesta telepática
intuitiva de los comunicadores, que son su punto de enlace con el mundo físico.
Estos últimos a su vez tratan de emplear
a los Observadores. Los Conocedores, Comunicadores y Observadores –que trabajan
todos en estrecha unidad, a menudo sin darse cuenta, responden plenamente (según
su grado)— al impulso de la Mente y Voluntad del Logos, la Deidad solar.
Más allá de este triple grupo se hallan los Tronos, Principados y
Poderes, de los cuales no es necesario ocuparnos. Al otro lado está la
humanidad destrozada por los desastres de la pasada guerra mundial, perpleja
por la presión social, religiosa y económica actuales, que responde y es
sensible a las influencias y energías que fluyen de la nueva corriente de la
era acuariana; al no poder comprenderla ni explicarla, sólo es consciente del anhelo
de libertad de expresión y de una condición física similar, aferrándose a
cualquier oportunidad para adquirir conocimiento y proveer así un campo fértil
donde este nuevo grupo pueda trabajar.
Hemos visto que el objetivo de todo entrenamiento interno es desarrollar
el sentido esotérico y desenvolver esa percepción sensible interna que
capacitará al hombre para actuar, no sólo como un hijo de Dios en encarnación
física, sino como quien posee esa continuidad de conciencia que permite estar
al mismo tiempo despierto internamente y activo externamente. Esto se logra
mediante el desarrollo del poder que lo lleva a ser un Observador entrenado.
Recomiendo estas palabras a todos los aspirantes. La persistencia en la
correcta observación produce el desapego de la forma y el consiguiente poder
para utilizarla a voluntad con el fin de acrecentar los planes jerárquicos y su
consiguiente utilidad para la humanidad. Cuando se ha logrado en cierta medida
este poder de observación, tenemos entonces al aspirante, unido al grupo
intermedio de comunicadores entrenados que se encuentra entre los ya
mencionados (los grupos exotéricos y el grupo de trabajadores espirituales en
el plano subjetivo), interpretándose mutuamente. Es bueno recordar que también
los miembros de la Jerarquía se benefician con las opiniones y consejos de esos
discípulos interesados a los cuales se les puede confiar la interpretación y el
reconocimiento correctos de la necesidad del momento.
Cuando un hombre ha alcanzado esta etapa se halla en contacto consciente con el plan, entonces comienza el verdadero trabajo mágico. Hombres y mujeres, que empiezan a vivir como almas, se encargan del trabajo mágico de la nueva era, e inauguraron los cambios y la reconstrucción que causarán la manifestación del nuevo cielo y la nueva tierra, Y de ellos son testimonio elocuente las Escrituras del mundo. Pueden entonces trabajar con fuerzas en la materia etérica, produciendo esas creaciones y organizaciones en el plano físico que encarnarán más adecuadamente la vida de Dios, en la era acuariana que está ahora entrando. La regla se refiere a esta etapa.
Estas palabras marcan la consumación del trabajo mágico, y son las mismas
para el trabajo mágico de un Logos solar, de un Logos planetario, de un alma
encarnada o un ser humano avanzado, que aprendió a trabajar como un mago blanco
bajo el plan de la gran Logia Blanca. Se refieren, lógicamente, al trabajo de
aquellos que a través de la realización intelectual, aprendieron a trabajar
como magos, pero sobre el aspecto negro, porque para los dos grupos rigen las
mismas reglas del trabajo mágico, aunque difiera el impulso motivador. Con el
trabajo del mago negro nada tenemos que hacer. Lo que ellos hacen es muy
poderoso aunque de efecto transitorio, empleando la palabra transitorio en su
sentido cíclico; pero estos efectos deben cesar a su debido tiempo y
subordinarse a las demandas y al trabajo de los portadores de luz y de vida.
La etapa de la sombra constituye el período nebuloso e incierto, previo a
la manifestación densa y concreta. Aquí no se refiere a la sombra como la
contraparte de la manifestación física del alma, sino a una de las etapas
intermedias del proceso creador .Es llamada técnicamente la "etapa
creciente y menguante de las nebulosas", y precede a la aparición más
estabilizada y relativamente estática de la forma exotérica. En la formación de
un sistema solar, esto es reconocido como un período preliminar y puede ser
observado en el cielo estrellado. Indica la etapa en que el Gran Mago está en
el proceso de llevar a cabo Su trabajo; Él todavía no ha entonado esas místicas
palabras o sonidos espirituales, que producirán concreción y la aparición
tangible de la forma.
La Doctrina Secreta hace referencia a los tres fuegos, y estos se han
utilizado antiguamente; el Vishnú Purana da a estos fuego exactamente la misma
nomenclatura extraída por H. P. B. de los términos de la antigua escritura.
Cuando el Fuego Eléctrico, el Fuego Solar y el Fuego por Fricción, entran en conjunción,
producen el manifestado macro y microcosmos, y a esta conjunción se refiere mi
anterior libro Tratado sobre Fuego Cósmico. Estos fuegos son esotéricamente un
fuego, el cual produce como efecto, según la conciencia que lo testimonia (variadas
etapas del desarrollo evolutivo), la esencia ígnea diferenciada. Esta esencia
ígnea puede ser conocida como la Vida misma o como la "Luz brillante del
Ser", o como la forma activa inherente a la sustancia específica,
subyacente en todo fenómeno. En esta última regla para la magia, son
considerados los fuegos de la materia misma que se acercan a la sombra, y como
lo expresa simbólicamente El Antiguo Comentario "se elevan desde la segunda
oscuridad al llamado del espíritu de luz, y encuentran en su lugar asignado,
aquello que los absorberá y elevará al punto ígneo, de donde vinieron los
fuegos de luz viviente y vida radiante".
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